viernes, noviembre 11, 2005

Este es el nuevo principio

Éste es el nuevo principio. Siempre o nunca es el comienzo, mi comienzo. Ya desde antes, desde el todo, ellos sentenciaron mis costados, mis esquinas, como continente de sombras. Y no fue complicado adherir sus postulados. Me notifiqué, me justifiqué sombra y como y de entre sombras me arrastré por un submundo pordiosero retenido en oscuridad. Y hasta aquí llegué. Y ellos rieron de mi desamparo. Porque nunca vieron a Dios pateando tachos de basura, comiendo de la bolsa de los gatos. Pero acosado por monstruos edilicios, acusado por la no-pertenencia, me animé a de nuevo comenzar. Encontré una pared sin enmiendas y me ordené horadarla con la palabra que aún no se ha dicho por no haberse aprendido jamás.
Ahora he vuelto. Soy la piedra que injuria al ladrillo. La tinta que sangra fuera del muro. Y ya no escucho risas. No me interesan. Porque ahora soy una palabra que define la condena, el insulto, la impiedad, el exilio. Pero soy ante todo, ante nada, la palabra que evoca al extranjero de todo lugar, el que ha sido enviado con su barca y su moneda: Aqueronte es de nadie y simpatiza conmigo. En la orilla Cerbero latiguea su lealtad. Entonces vuelvo al principio: Soy he vuelto a volverme texto. El texto imperecedero que me devuelve, me vuelve al principio: Al siempre comienzo. Al nunca final.
¿Sabe usted lo que quise decir?

Marcelo.