martes, enero 31, 2006

Mandala

No he aprendido todavía a destruir el mandala que en torno de mí voy tramando. (Enseña el Venerable: por la tarde ha de desbaratarse lo que por la mañana ha comenzado). Amenazado en consecuencia por curvas y circuitos concéntricos que proliferan con la misma voracidad de la memoria aprieto cada vez más los tobillos. Apenas en equilibrio como rodeado de abismos.
A.

miércoles, enero 25, 2006

Arena de vacaciones

Uno encuentra infinitos artilugios sintéticos y luminosos en el Bazar. También papeles coloreados, licores, folletines, dibujos y antifaces.
“Acá podés hallar todo lo que buscás, pero nunca lo que necesitás”, susurran las Sirenas.
Quizá en el fondo, donde los árboles de plástico, un morocho petiso expende boletos azules. Los cuales sirven para subirse a camionetas que trasladan el pasaje a salones enormes, donde se aglomera el gentío. Un sol desértico y un clima de aparente fiesta envuelven al aventurero. Es el lugar que escogen los Pudientes y los Secos, para alejarse del Barrio.
Los Cazadores de Sueños, con su clásica mojigatería, se internaron en las calles arenosas, descalzos, y cuestionaron a los Mercaderes. Sus preguntas eran las habituales: Sobre Amores Perdidos, y la Novia Ausente. El significado de la vida y la Muerte. La Verdad y la Mentira. El Todo y la Nada.
Las respuestas les fueron esquivas. Al menos pudieron averiguar cómo conseguir cerveza a tres pesos y pulseritas hechas con cocos.
A los pocos días, como era de suponer, el crédito se les acabó.
Volvieron en un transporte que supusieron era el Cole de las Purgas.
Enzo Lina, decidió que ya no había razones para intentar alejarse del Barrio. Concluyó: “Todos los lugares son iguales. Todos los caminos arenosos y calientes. Todas las respuestas insípidas.”
Y así, como quien busca la Sabiduría en el tacho de basura, los Cazadores de Sueños comprendieron que Cada Lugar es Todos los Lugares.
La Tierra Donde Nadie Muere no existe.
De esta forma, entre anaqueles cromados, juraron que sólo el Arte los justificaría. Y amaron con toda el alma a cualquier muchacha, y escribieron con toda el alma cualquier poesía, y cantaron con toda el alma cualquier canción.
Y enfrentaron con toda el alma a la muerte, en un Bazar que apaga las luces de Neón, cuando uno siente que la Juventud se le escapa entre los dedos como la arena.
Como arena de Playa, en Vacaciones.
E.D.

De Vuelta, de vuelto, devuelto

Ya alguien había escrito eso de jamás regresar: Nunca se retorna a lo que se ha dejado atrás. Mas por una vez quise no creer en los libros. Y por una vez volví, con la lengua alborotada y el palpitante dolor del que no sabe mas duele, por el sólo hecho de saber que tiene algo por esperar:
He tenido una esperanza superflua, siempre la he, de perdonar a Corrientes por lo que no, nunca se interesó en siquiera tentar: Esa cuestión inconclusa de alguna vez predicar en mi tierra, alguna vez serme adulto con la complicidad de esa Corrientes de veredas fracturadas, con la reverencia de sus aguas turbias carentes de profundidad, con el abrazo redentor de su costanera recolectora de huecos, de sombras, de gente incompleta, completa de siesta, tanta siesta como siesta infernal.
Pero Corrientes no, tampoco registró mis registros, nunca se enteró que una vez quise a ella volver. En mi ausencia se encargó de enterrarme para siempre en una tumba de olvido, momificada ella por fuera, retorciéndome yo por dentro, aún iluso por de todos escapar, por a todos sobrevivir. Y aún en esas absurdas exequias, en esa procesión irresoluta hacia la nada que supone vivir estando muerto, tuve que amortajarme para aprender más luego a reconstruirme en uñas y dientes y carne y sangre fresca y caliente para que cada día y cada noche entre gusanos y tierra putrefacta, esta ciudad fallecida me dejara devolver, me encontrara revolver.
Y de algún modo así me desenterré. Y de otro modo así más me profundicé.
Como lagartija me expuse a quienes me quisiesen exponer, a quienes me quisiesen acaso encontrar. Mas en las arenas de los yacarés las huellas no hallaron forma alguna de traducción: Como sea, dejé entre gente baldía las escamas de mi voz, y en el aire viciado un vuelo rasante como de ave inatacable. Y esa palidez espectral que me disfrazaba el alma, la combatí con el sol magnético que alienta al sueño, que me apuró a darme cuenta de mi sueño mal soñado, como es fue eso de intentar volver, de algún modo volver para de algún modo volver a ser. Y llegada la sombra de los incautos, me concentré en mi rojo camino y sin ceremonias, sin estruendos, sin rencores de todo, de nada, para todos para siempre me alejé.
Y de este modo final creo así me resucité.
Luego, en Buenos Aires de vuelta, en un viaje de vuelto, por Corrientes devuelto, sé que nada me queda ya: Prendidas, prendadas entre mis prendas viajaron las miserias de pasado más pasado que se acumulan, que sobrecargan, que nunca aprenderé a desechar. Y en los restos de aquella ciudad que ya no importa, que jamás importa, que sólo sabe exportar, he dejado como testamento, como tesoro sin mapas algunos cargos como trucos de magia que alguna vez otros algunos sabrán acaso apreciar. Lo demás ya no cuenta. Ya no quedan cuentas, vueltos o esperanza. Corrientes, revuelto me has devuelto. De nada sirve soñar con regresar.
M.

martes, enero 24, 2006

Perpetuum Mobile

cada cual manifiesta su verdad y entonces tiene derecho a ahorcarse
Alejandro Fouquet

Lo cotidiano es que obremos como Judas Iscariote. Que al precio de treinta monedas vendamos el alma en lo que dura un día. Sólo así cada cual tendría también algo de Jesucristo. Y poseería en la misma medida el derecho de emprender un calvario o de ahorcarse para manifestar la verdad que le es propia. Ya que habría todas las veces la promesa de una muerte por la ignominia y una resurrección por el dinero.
Para Fabi que de tanto oírnos renegar de Corrientes
terminó por adoptar nuestra herejía
A.

martes, enero 17, 2006

Ni frustrados

Otra dulce velada comparto con ustedes: nueva literatura o neofariseísmo. Otra vez con la imbécil muchachada que mantiene vigente su pobreza. ¿Acaso mis queridos creen ustedes ser parte de la gloria del círculo de Weimar, de Jena? Quemar sus libros ni siquiera sería un acto de justicia. ¿Esos papelitos deshonrados son los que llevan para hacerse pasar por artistas en el interior de la provincia? ¡Si es como para echarse excremento y no parar de reír! Para escribir sobre su mediocridad, generación inmensa de pobretones a la pluma, debiera prepararme para trescientos volúmenes. ¡Grandísimos cobardes! ¡Acéptenlo! ¡Si los conoceré...! ¿Han olvidado que en Logomaquia renunciaron a considerarse verdaderos artistas y más de uno hasta se orinó mentalmente del pánico que le produjo la propuesta de Adriano Duarte y la mía?
Y de pasada quisiera referirme al tristísimo recital antipoético que dieron en Virasoro, sobre todo algunos que hoy reniegan de su pasado en Logomaquia cuando por aquellos años ya no sabían si leer cuentos infantiles o ver telenovelas con mamá. Sé que hasta se prosternaron cuando el humorista de Ceballos se jactaba de ser un pésimo escritor, un señor de letrina en boca y un falso José Sacristán. Como era de esperarse, nueva literatura fue asquerosamente obsecuente, al punto de igualarse a reidores que este payaso-escribidor hubiese contratado a fuerza de sostenerse como otro ídolo de barro más.
Párrafo aparte merece (lo único que merece) usted señor Augusto Enrrique y la vileza y la bajeza con la que se dirige a su pasado en Logomaquia. ¿Con qué autoridad habla usted que se acompaña de lo peor de la fauna farisea? Desagradecido y desconsiderado como usted sepa que no hay, y sepa lo más importante: usted no es poeta y carece de estatura por completo, por algo fue uno de los primeros en subirse al caballo del comisario cuando en Logomaquia éramos otros los que supimos llevar en alto el nombre del grupo. Ahora, por favor, permítame una sugerencia: levántese temprano, corte el pasto de su patio, y mientras, a dicha acción, agrégele recitados y frases de otros, de los que copió y copia en su paso por Logomaquia. ¡Por lo demás ha de ser nueva literatura, pero bajo el signo infame de Judas Iscariote! ¡Defectos del destino pensado por un idiota que tuvo lástima!
Borges, cita a Plinio, diciendo por boca de éste, que no hay libro tan malo que no tenga algo bueno. Es un acierto hasta temible, pues Plinio, con dotes de visionario, sabía que la "nueva literatura o los seguidores de Caifás", habrían cuando menos de colocar puntos y comas correctamente, aunque todavía lo sospecho. Mejor no pudo haberlo pensado y escrito Pessoa: "Un genio pequeño alcanza la fama, un genio grande recibe la infamia". No es nada personal, en cambio saben a qué me remito con la cita anterior.
¿Lo sabrán?
Fouquet